martes, 16 de febrero de 2010

El perdón

Dicen que ‘errar es humano y perdonar es divino’.


El rencor no es un sentimiento agradable. Cada vez que pensamos en la persona o en la circunstancia que lo provoca, volvemos a experimentar todas esas sensaciones desagradables que originalmente vivimos: ira, impotencia, frustración, dolor, ansiedad... Esa carga tóxica inunda nuestra mente y recorre nuestro organismo, y no hay que decir que esto no conduce a la felicidad, sino todo lo contrario: nos llena de amargura. ¿Te imaginas los estragos que esto causa en tu salud? Presión arterial elevada, dolor de cabeza, indigestión, calambres causados por la tensión muscular... Esto es solo parte del precio que pagas al no perdonar. Pero nada se compara con el daño que te causas en el plano emocional, porque el odio y el rencor apagan el espíritu; te quitan la energía vital positiva. Irónicamente, por ellos sigues siendo una víctima —esta vez voluntaria— de aquello que tanto te hirió en el pasado.

Mantener vivo el rencor es como si te hubieran hecho una herida física, que ya hubiese sanado, y a cada momento volvieras a abrirla, para sentir lo terrible y dolorosa que fue.

No siempre perdonar signifique reestablecer la anterior relación o situación, pero indefectiblemente creo que es necesario el perdón, en más de una oportunidad esto no es tan fácil, y a veces entra dentro del rango de lo imposible. Pero la mayoria de las veces damos demasiada importancia a cosas pequeñas, las personas discuten, se enfadan y podemos ver como personas que se quieren dejan de hablarse y se hacen daño.

¿Que pasa con el padre que abandona a su hijo sin importarle nada?,¿que pasa con un violador que se aprovecha de la inocencia?, ¿que sucede con muchas otras situaciones que son tan complejas que parece imposible aplicarles perdón?

¿Tenemos también que perdonarlas?
Esto es lógicamente imposible y creo que no estamos humanamente preparados para perdonar este tipo de ofensas.

El poder perdonar estas situaciones no está dentro de las capacidades humanas.

Pero ¿ que pasa cuando las ofensas son de causa menor?.

Dice un viejo proverbio chino: ‘La persona que quiere venganza, debe cavar dos fosas’.
Perdonar no es una solución instantánea, sino la culminación de un proceso interior que toma tiempo y debe llevarse a cabo de forma consciente y voluntaria, nunca para complacer a otros o para acallar nuestra propia conciencia.

Descubre tu ira....

¿Has reconocido tu ira?

¿Ha afectado esta tu salud?

¿Te obsesiona el daño que te hicieron o la persona que lo causó?

¿Este evento ha cambiado tu vida, o tu visión de la vida?

Decide perdonar...

Acepta que la actitud que has mantenido hasta ahora, no ha funcionado.

Ábrete a la posibilidad de iniciar el proceso de perdonar.

Decide perdonar.

Trabaja hacia el perdón

Trata de entender lo ocurrido.

Cultiva la compasión.

Reconoce y acepta tu dolor.

Ten un acto de bondad con la persona que te hirió, como una forma de honrar tu decisión de sanar tu espíritu.

Libérate de la prisión

Reconoce tu necesidad de perdonar.

Acepta que no estás sola.

Descubre el propósito de tu vida.

Otra tecnica efectiva es escribir una carta acusando y leerla en alto y de pie, puedes estar solo. Y luego escribes una carta de perdon y haces el mismo proceso.

GELY PANTIGA
Terapeuta transpersonal
Especialista en remedios florales
http://www.institutoiris.com/

CURSO DE PSICOLOGIA TRANSPERSONAL
CURSO DE FLORES DE BACH

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